Conspiremos,
a capucha,
en una esquina,
con faroles
mínimos.
Disfrazemos
intenciones
con sonrisas,
objetivos
ocultos.
Para el alba,
hecha esté
la revolución,
y mi cama.
O en la tarde,
mas tardar,
caigan muros
por detrás
¡sopresa!;
llenas queden
de igualdad,
a la tarde,
mas tardar,
las mesas.
Para el alba
hecha esté
la revolución,
y mi cama.
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