miércoles, 11 de enero de 2012

Do The Right Thing.



Con esta otra película seguimos con el método terapéutico-delirante para enfrentar el calor.

Según Wikipedia, declarada "cultural, histórica o estéticamente significativa" por el gobierno de EE.UU. en 1999; este film retrata la vida de un barrio humilde de Brooklyn donde conviven italoamericanos, afroamericanos, hispanos, etc.. y sucede, bah...entren al link de Wiki y lean de ahí.

Calor, mucho calor y una buena historia contada desde el llano que retrata como se vive y se sufre el calor en las clases humildes y trabajadoras urbanas.

La imagen es de aquí, donde hay un pormenorizado y muy recomendable análisis del film.

Que no sea nada.

In The Heat of The Night: otra para el calor


Desde este blog, con el objetivo de paliar o hacer llevadero el calor, hemos emprendido una tarea cultural-terapéutico-delirante que consiste en enfrentar el día recordando alguna película que transcurra en ambientes calurosos y creer firmemente que  hemos sido transportados, por arte de la mas pura magia, al interior del film.

Confiamos, con un (valga la redundancia) caluroso ímpetu, en que dicho convencimiento ayudaría a recorrer las horas con cierta intriga, fascinación y entusiasmo: a la vuelta de la esquina puede suceder aquella escena memorable y nosotros ser extras y espectadores de lujo.

Hoy entregamos la imaginación a este clásico con  Sidney Poitier, que devela, enredado en una trama de policial negro, las relaciones de poder del EE.UU. profundo y conservador. 


Racialismo, poder, crimen.


Que no sea nada.

martes, 10 de enero de 2012

viernes, 6 de enero de 2012

Manifiesto: mínimas razones negativas.

Hay que hacer un raconto de las cosas que estamos en contra y de las que estamos a favor. Siempre es bueno saber contra qué escribimos, vivimos y pensamos. La mayoría de las razones son estúpidas. No se alarmen, somos lo que comemos y los que pensamos. Y acá lo tenemos bien asumido.

-Contra el generar una estructura violenta en el mal sentido, no en cuanto a por ejemplo una posición filósofica schmittiana de entender la violencia como conflicto sino en el sentido literal de violencia y abuso hacia el otro verbal y físicamente. Y contra todos los consensos generados a partir de este método.

-Contra la hipocresía del que se mira al espejo para ser más croto.

-Contra la hipocresía del que por usar camisa o chomba se te cree superior.

-Contra la violencia de género.

-Contra el ecologismo extremo que prefiere un arbol a un hombre.

-Contra el pappismo y/o larenguismo, que suponen que el rock es solo lo que hizo Pappo o La Renga.

-Contra el honestismo irresponsable y su antagonista la corrupción.

-Contra la ingenuidad que se permiten intelectuales y gente de estudio que no se debería permitir a si mismo.

-Contra la obsecuencia, los aduladores y los buchones de turno.

-Contra el obrerismo resentido que cree que solo usando grafa y levantando cosas pesadas se trabaja.

-Contra el oficinismo que se supone implicita o expliciamente superior por no ir de grafa a trabajar (similar el punto que habla de la chomba,etc)

-Contra el intelectualismo que supone la vieja vida contemplativa de Aristóteles como la única felicidad posible.

-Contra la moralización innecesaria o hipócrita (políticamente, ejemplo concreto: Israel)

jueves, 5 de enero de 2012

Pintó una de crimen. ¿Acaso no matan a los caballos? de Horace Mc Coy´s

Una vieja deuda. Cuando eramos pequeños en las vacaciones familiares italo-bonaerenses en Mar de Ajó adquiriamos historietas descatalogadas en algunas cuevas de libros usados y revistas de crucigramas. Una de las historietas que conseguimos y leimos con voracidad fue "Dick Tracy".  Edición española que contenía reseñas de libros y mas "tebeos", como le dicen los ibéricos, del género. En uno de esas reseñas conocimos el género "novela negra" y algunos nombres de autores, entre ellos este . No fue mucho lo que tardamos en adquirir este título sugerido también en la edición del detective de piloto amarillo. La anécdota es que nunca lo leimos. La infancia busca y es atraida por lo lúdico. El futbol nos divertía y nos proponía mejores desafíos. En esos momentos la fascinación nos duraba una historieta completa y se evaporaba hasta encontrar otra que nos atraiga. Ahora, que disponemos de una diferente predisposición (aunque el fubol sigue siendo la opción dominante), vamos a resolver aquel viejo asunto. ¿Acaso no matan a los caballos? acá algunas páginas del libro.

Crónica del ocaso

Elegir como contar es en este libro elegir una manera de transcurrir un periodo de la vida. Acaso siempre sea elegir una manera de transcurrir. Hasta ahí no llega el bisturí de la crítica. Ahí está el misterio y también el impulso y el deber de intentar acercamientos, hipótesis, lecturas. El caso es que Isidoro Vidal, personaje de la novela, vive su ocaso impregnado en melancolía, impotencia y resignación. Es una posibilidad. Hay otras maneras (intuyo) de contar y vivir la vejez. Por caso, la vejez de Bioy, vejez al palo, pareciera opuesta a la manera de Vidal. Aunque bien pueden escribirse mil cuentos, grabar mil discos, dirigir finales de Copas del Mundo, etc. y transitar interiormente recargado de melancolía, extrañando ayeres, doblándose poco a poco y resignando el espíritu a un ocaso que parece inapelable. Nuevamente, es la zona donde solo podemos acercar posibilidades, hasta ahí, no hay barco de lo exacto que llegue.

Dia a dia.



Bolso o mochila al hombro. Cinco, seis, siete, ocho de la mañana. Muerto. Vivo. Esperando que aparezca la figura borrosa del bondi. Borrosa, porque no la podés distinguir bien con el sueño que te cruza la cara y te deja sus estigmas: marca de almohada, color rojizo, alguna lagaña retrasada. Ya intuís que vas a viajar incomodo, apretado, empujado, convirtiéndote en un amorfo que se mezcla con el de al lado. En última instancia, sospechas que todo es en vano; que el mundo acaba y que da lo mismo quedarse tirado por ahí que asomarse a la diaria, marcar tarjeta y cumplir el horario, recibir el jornal a fin de mes, gastarlo en alimentos y en nuevos viajes en transporte público. En última instancia sospechas que todo es un montaje descarado y confeccionado tan prolijamente que te chupa las ganas de buscarle el hilito por donde tirar y empezar a desarmarlo. Lo bueno es que cuando empezás a desanimarte dando vueltas con eso, transpirado, llegás a la parada. Y recordás, a veces no conscientemente, son tus piernas y tus brazos quien recuerdan, que son las razones e instancias intermedias entre el malestar y la resignación, las que  justifican los viajes, el horario y el día a día. ¿El contenido de dichas razones? todas esas cosas que te quedás planificando a la noche, en cuero y calzoncillos, en remera y tanga, etc. enfrentado al ventilador y que te impulsan sin que a veces puedas siquiera darle forma con palabras. Algo te dice que todas esas instancias intermedias pueden alterar la resignación final. La balanza vital contrapesa los sentidos: una de cal y una de arena, una de buenos y una de malos, una de monstruos y una de heroes. Cuando amanezca, vas a protestar, si, mientras te colgás la mochila y salís en busca de tus propios nocauts. Una y otra vez, una y otra, vez, una y otra y otra vez.




martes, 3 de enero de 2012

Ya

Se una voz
que apunte lejos
y desde allá
ordená el trayecto.

Configurá
tus ojos con caracter,
que el rayo pudra
a todo aquel
que va hacia atras.

La batalla es enfrentar
al idiota en cada mar
y recargar los cañones.
Aunque sudes del temor,
luces firmes al mirar,
al imbecil a la cara.

Capitana,
de mares nuevos,
seras tu estrella
o una triste posesión.
Ya es es el tiempo,
canta y quiebra la sirena
cuando huele libertad.

La victoria es enfrentar
al idiota y desafiar
con tu mente su barbarie.
Usa todo tu poder,
el milagro y, al azar
enseñale tus caminos.

El Castillo.

Leo
a romanos y griegos
imito
algún alemán.
Escucho
una voz que me dicta,
me guia de allá.

No es sin embargo
mi sueño, despierto.
No es esta la Enfermedad.
Alejá la obligación de buscar el castillo,
que no lo veo, no está.

¿Donde vas? ¡despertá!
si repetís movimientos,
no para de hacerse la noche,
la niebla tapa las caras, apenas,
se muestra algún nombre.

De espejos que enfrentan espejos,
tiñendo de letras la frente,
son esas nadas que matan y rigidas
arman palabras.

Construite a vos
y a todos los amaneceres;
yo espero que el tiempo se arrolle,
erigir nuevas leyes.

Al trepar  al altar,
la niebla grita y aturde,
apenas un nombre se lee,
la niebla grita y aturde, apenas,
tu nombre se lee.

Décima Del cambio.

Cuelga la hoja que al viento
huele a nada, no es herraje
y altera al caer el pasisaje
lo vemos todos no miento;
Cualquier mínimo evento
cambia presente y futuro
lo mismo el peón de laburo,
rota si intuye la suerte
llamando con grito fuerte
del otro lado del muro.