Para que sepas que canto
pongo la garganta urgente
el viento y el sol de frente,
van quemando todo espanto.
Quiero que sepas que lo hago
templando animo y alma;
pa´gambetearle la chanza
al destino socarrón
y encarándolo aquí estoy,
la estrofa es como mi lanza.
Mi voz es liquido y aire,
si no se ataja en canción
se me transforma en vapor,
ya no se para el derrame.
Es por eso que, con hambre,
temprano largo los versos
sabiendo que si hay silencio,
me espera bajo las tablas
la enviada de la nada
con un pasaje al infierno.
Buscaba un rostro en la reja,
el hecho no cotidiano,
sueños de dioses callados
que me hablan y no se aquejan;
los hilos que me manejan,
me son velados, neblina,
mas los busco tras la herida
causada en el mañanero
despertar y voy de nuevo,
multiplicando agonías.
La décima fue intuida
por otra voz que rastreó,
que hay un asfalto mejor
que el pisado en cada huida.
La serie no se termina
cuando se ofrenda la flor,
o acaso solo sea yo
el que calibra la mira,
y no haya más que esta vida,
para el verso y pa´el temor.
O acaso solo sea yo
el que calibra la mira,
y no haya más que esta vida,
para el verso y pa´el temor.
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