martes, 11 de septiembre de 2012
Se encontraron en la pescaderia. A Roland ya le entregaban el vuelto por medio kilo de salmón. Con la bolsita plástica colgada a la altura del antebrazo y cara de preocupado dijo: "ya no puedo luchar contra eso que lo absorbe todo, es tiempo de entregarme, hundirme en lo imaginario". Wood al escucharlo pensó en la italiana que lo esperaba en su casa. Imagino sus tetas. "Si, esta bien'' contesto y pidió un kilo y medio de filet de merluza. Roland negó con la cabeza, pego el mentón al pecho, se acomodo la chancleta derecha, saludo y se fue. Wood pregunto al comerciante cuanto debía. Antes de irse hizo un chiste sobre River.
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