martes, 13 de diciembre de 2011

Alienación y procedimientos: una posible lectura del cuento “Nota al Pie”[1] de Rodolfo Walsh.

Un análisis de un cuento de Rodolfo Walsh que presenté en la materia Teoría y Análisis Literario UBA 2011. La tónica, el enfoque de lectura es de estética marxista, escuela que me pareció de las más interesantes, aunque reconociendo el aporte imprescindible de Barthes y Derridá en cuanto a la libertad que dan para la creación y la casi obligación, imperatividad, ética de construir otro texto después de leer. La máxima sería "escribe un libro acerca del libro que leíste pero que sea otro, con cierta independiencia del primero" lo que implica una segunda máxima "hagan sus propios textos, sean y no dejen de ser ustedes".
                                                                                               Sergio Massarotto






 Según Aníbal Ford[2], el cuento “Nota al pié” sería un ajuste de cuentas de Walsh con su pasado. O sea, el texto sería, entre otras cosas, un texto con elementos autobiográficos. Con Walsh se nos dispara la incógnita de saber cuánto de lo que está escrito por él cristaliza su vida como escritor y cuanto no. Quizá la pregunta suceda con todo escritor, el tema en cuestión es que uno cae a los textos de Walsh con la conciencia de su historia y su recorrido desde lo que según Ford sería “el culto a la inteligencia”[3] hacia una escritura donde la “realidad” lo inunda todo y los límites entre el periodismo y la literatura se desvanecen. Se puede hacer el esfuerzo por incorporar el cuento “Nota al Pie” como un intermedio entre ambas posturas y ver si contiene algo más allá de ser un cuento entretenido sin llegar a ser un extracto de su vida. Llama la atención del cuento son los procedimientos con los que se lleva a cabo la historia. Ante la primera mirada aparece desde el texto la exigencia de un lector activo que “acomode” las piezas y establezca un rumbo de lectura; el texto se puede leer linealmente pagina por pagina, solo la parte superior primero y luego la inferior, viceversa, solo la parte inferior, etc. En fin, son varias las posibilidades de leerlo pero más allá de la multiplicidad lo interesante es ver si hay presente en ese juego algo más, alguna variedad de sentido.




Lo que vimos nosotros es un texto que está armado en base a una serie de oposiciones que se reflejan tanto en los sentidos del texto como en los procedimientos, en la forma. Oposiciones que van de arriba abajo, de afuera hacia adentro, del pasado al futuro. Por empezar, tenemos la primera oposición en el texto que son los dos textos donde a cada cual le corresponde un tipo de narración diferente, un cuento con dos narradores simultáneos estructurados en dos espacios distintos, uno como ¿sección principal? o “carril superior”, donde hay una narración en tercera persona y el personaje principal es el editor de “La Casa” (Otero) y el otro como una nota al pié, donde la narración es en primera persona y el personaje principal es el mismo narrador, León de Sanctis[4]. Al interior de esta primera oposición encontramos la relación entre los dos personajes, el de la parte superior, una especie de jefe para el segundo, el de la nota al pie, un traductor de novelas policiales. La relación de oposición se evidencia más por el trato del segundo al primero totalmente asimétrico y de casi reverencia hacia el editor de “La Casa”. En el plano “material” del cuento, las diferencias en el tamaño de las letras en ambos carriles narrativos y la subordinación del segundo al primero, al menos en el comienzo del cuento, pueden ser entendidos como la connotación de esta oposición. Entonces tenemos ya dos claras oposiciones encuadradas en la dualidad “arriba”/”abajo”. Encontramos sin embargo otras de distinto carácter. Por ejemplo, hay un afuera y un adentro en el texto que se hace más manifiesto en el carril inferior. Afuera está el peronismo, la demagogia, el oficio de gomero; adentro está el oficio intelectual, la traducción, la soledad, el idioma inglés, la novela policial. Afuera el mundo concreto y latente, adentro el mundo solitario del trabajo intelectual. Afuera se deja el cuerpo, adentro se deja el alma. Esta oposición se cruza con otra de corte temporal, pasado y presente; si bien ambas narraciones se desarrollan en un tiempo presente, la del carril inferior, forma parte del pasado del carril superior; su texto es una carta dejada antes del suicidio para que sea leída por el editor de “La Casa”; en suma el tiempo presente general del relato lo marca el carril superior mientras que la nota al pié habla desde un pasado, si bien próximo, “presentificado”. La entrega de la carta, que constituye la nota al pie, sobre el final del relato superior, evidencia y completa esta última oposición. Entonces tenemos arriba-abajo, adentro-afuera, pasado-presente. Tres oposiciones con sus contenidos distintos que se manifiestan en todo el cuento. Ahora bien, lo más interesante, los sentidos específicos, aparecen cuando todos estos ordenes empiezan a cruzarse entre sí;  es cuando los mundos tienen comunicación que se dan los momentos decisivos del cuento. Así el pasaje de gomero a traductor, del afuera hacia el adentro, es un hecho que signará la vida de ambos personajes; a  partir de allí se conocerán, a partir de ahí el traductor comenzará el peregrinaje hacia su solitaria muerte.


El crecimiento material del carril inferior por sobre el superior va evidenciando el cruce en la oposición arriba-abajo. En determinado momento solo va a quedar el abajo, la nota al pié ocupando todo el cuento. El momento cumbre es la conciencia de la alienación sufrida por parte del traductor que no es distinta a la sufrida por los empleados de la gomería: “Ellos prestaban sus manos, yo alquilaba el alma”[5] declara De Sanctis y aparece ahí cifrado su destino fatal. No hay rebeldía, solo entrega sumisa a lo que parece un inevitable. Es el escenario más temido por Lukács, o mejor aún, por Brecht, la peor pesadilla para el marxismo: el hombre que toma conciencia de su situación, rompe el velo ideológico y sin embargo opta por renunciar a toda lucha: suicidarse. Ahí, en ese momento, la nota al pie se apodera de todo el texto: no hay más que alienados, que solitarios entregando su vida a cosas que no les pertenecen; solo nota al pie, letra subordinada.


El cruce de todas las oposiciones (siguiendo también a Ford, en su hipótesis a la oposición Borges- Walsh) es el cruce inverso al que realiza el personaje borgeano de “El Sur”[6]. En el cuento de Borges, el personaje, Juan Dahlmann, cruza desde la intelectualidad a un plano externo, más violento, donde rige la lógica del coraje y encuentra ahí su muerte. En el cuento de Walsh el cruce es inverso; del mundo externo, de la gomeria, el trabajo manual;  hacia un mundo interior, de trabajo intelectual. El resultado sin embargo es el mismo en ambos cruces y embos planos: la muerte espera. En el cuento de Walsh, lo distinto es el carácter de alienación, la soledad del traductor que se opone a la muerte violenta del culto al coraje borgeano.


Ahora bien, retomamos la pregunta inicial ¿es el cuento solo este entremado de posibles lecturas y oposiciones? ¿Es solo un juego de procedimientos? Creemos que al margen de lo rico en procedimientos, estos no están en el cuento solo de manera lúdica, como dijimos, el cruce de todas las oposiciones encierra los costados fundamentales del cuento, sus sentidos implícitos y significantes.  Y repetimos, el punto cumbre del cuento es la conciencia del traductor de la alienabilidad de su tarea, el caer su fe en una superioridad, en un carácter especial, atribuido al trabajo intelectual.


Es posible que el cuento tenga una denuncia o, mejor aún, una advertencia sobre este carácter de alienación y las posibles reacciones del individuo ante la conciencia de dicho status. No todo tomar “conciencia de sí” lleva a la revolución, hay otras posibilidades que deben ser desnudadas. Por otro lado, el cuento parece responder a la exigencia adorniana[7] de oposición crítica al mundo social manifestado, justamente, en la multiplicidad de procedimientos que invierten la linealidad de la historia capitalista: aquí los sentidos son diversos, las oposiciones se cruzan, la nota al pie termina inundando el texto; en el mundo material la nota al pie es siempre subordinada, la linealidad rige la historia, las formas están codificadas y establecidas. Es ahí quizá donde el cuento ofrece su carácter más crítico con el mundo social, su oposición y denuncia se manifiesta en la forma y en sus procedimientos, es desde esta óptica que se aprecia la tarea del contenido  respecto a estas formas críticas y realiza su aporte desde la conciencia de alienación del traductor.
 El carril superior puede ser visto como una escena de un cuento policial: hay un muerto, se espera que llegue la policía, hay notas de suicidio.  En su paulatino desaparecer, la parte superior realiza su aporte crítico: es el cuento policial que desaparece, el ámbito de la pura inteligencia que se desintegra ante la revelación de la alienación general, ante la caída del velo ideológico; cae la ficción escapista y aparece de lleno la verdad del capitalismo: la explotación que genera alienación en los hombres, no hace distinción alguna.

                                                                             Sergio Massarotto (Cabezón) 2011

[1] Walsh, Rodolfo (1967), Nota al pie. En Obra literaria completa. Mexico: Siglo XXI, 1985 pp. 419-446.
[2] Ford, Anibal. Walsh: la reconstrucción de los hechos. En: Desde la orilla de la ciencia. Ensayos sobre identidad, cultura y territorio. Buenos Aires, Puntosur Editores, 1987. p.160.
[3] ibídem, p. 155.
[4] ¿Es el narrador De Sanctis o es Otero que lee la carta dejada por De Sanctis quien está “leyendo” la palabra del traductor muerto?
[5] Rodolfo Walsh, (1967), Nota al pie. En Obra literaria completa. Mexico: Siglo XXI, 1985 p. 444.

[6] Borges, Jorge Luis. (1953), El sur. En Ficciones, Buenos Aires: EMECÉ Editores 1956.

[7] Adorno, Theodor W. Teoría Estética. Barcelona: Ediciones Orbis S.A. 1983.

El DEBER

Terminé de matarla contra la almohada de un perdido hotel de Bs. As. Limpie el puñal en la bañadera al mismo tiempo que lavaba mi fisonomia. Una vez seco, me vestí y me marche. No quise saber de su cuerpo ni, de los restos, ni de la sangre derramada y mezclada con la traspiración de los cuerpos que dos horas atras se habian amado.Tomé un taxi con la convicción de que el viaje duraria poco. En efecto, a las dos cuadras, sobre Rivadavia; un patrullero interceptó el vehículo. Sin ánimo de resistencia, respetando los crudos dictámenes de esa mitología que llamamos conciencia, me entregué. Tuve un proceso, corto, efectivo, me declaré culpable, directo a la carcel. Hoy llevo ya casi un año adentro. No puedo dormir, apenas unas horas que parecen minutos, por noche. Ahora la veo bella, esplendorosa; el terrible recuerdo, la diabólica memoria. Sin embargo, estoy feliz. Suelo estallar en carcajadas en medio de la noche; pues he logrado mi objetivo y lo que tanto ella me pedía: el no poder olvidarla, el tenerla presente en cada instante, en cada intersección en que mis pestañas ejecutan su interminable función, en cada palpitar de mis organos, en cada constricción de mis intestinos; en cada efímera palabra que pronuncio y que pronunciaré; en cada simbolo en la pared; en cada forma de las nubes; en cada parábola de la biblia que acompaña mis días, en cada dia que pago en esta cueva de ratas.


El asesinato me dejó a ella impregnada sobre mi, la fuerte impresión de su piel. Conservo de su ser, ahora, todas las acciones que ejecutó sobre el mio y la certeza de que todo es mas bello a la distancia, todo tiene otro color, si era verde oscuro, se ha suavizado; se asemeja al celeste que llevo de niño emparentado con la perfeccion.No puedo olvidar el recorrido humedo de sus labios en mi piel, ni el olor de su sexo, ni su tibia sonrisa. Esto me alegra: ¡por fin te amo de veras! ¡como me exigías mi vida, como exige el Dios cristiano! ahora que te he asesinado y te has convertido en mi culpa puedo asegurar que no puedo olvidarte, que te amo!! como rezaban los versos de ese poeta estupido y barato en su poema que alguna vez me leiste al oido.


Hace frio; por entre los barrotes escucho el sonido del agua callendo; dicen que la lluvia lava los recuerdos y prepara nuevas piletas donde bañarse; sonrio al pensar en esa sentencia. Una gota se filtra y rebota en mi cabeza. La siento descender desde el flequillo hacia la cara. LLega a mis labios.


Vuelvo a sentir culpa, vuelvo a sentirte.


                                                                                                                                            2007

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Heliogábalo Siciliano

Un mafioso es un anarquista. Desafía el poder establecido aún acercándose a los detentadores de poder, destruye, portando un arma, las leyes,  esa materialización de la racionalidad occidental. Un anarquista lector de Bakunin nada tiene que hacer ante un Capone. El segundo es el verdadero anarquista que, como Heliogábalo, solo se afirma así mismo, crea sus leyes y obliga a los demás a cumplirlas. ¿Las leyes son convenciones? el anarcomafioso dice que son las suyas, ¿el principio de convivencia reza respetar a los demás y sus voluntades? el anarco impone sus leyes y obliga a los demás.

El agricultor respetuoso lleno de amor y fraternidad nada puede frente al amor por la Colt del mafioso.

Esa es la anarquía. Quien quiera ir por allí he ahí el sendero de la afirmación de la voluntad aunque no sean sujetos individuales sino clánicos, familiares, colectivos. Al resto nos queda la incertidumbre del acuerdo entre nosotros, y el rezo.

Cañuelas

                  Clavada en el abyecto lugar que rodean el tercer cordòn del Conurbano y el comienzo de la vieja pampa brava, el campo llanuroso, el paisaje vacuno. Ahì aparecen las casas bastante bajas y la auto multiplicada red de locales de ropa y remiserìas. La gente acà se viste màs y tampoco le alcanzan los autos, a juzgar por la cantidad de negocios. Se visten seis veces por dìa, como mínimo: para ir a la oficina y  llevar de pasada los hijos a la escuela bendita del centro, frente a la plaza, escuela cuya matricula otorgaba status en algùn tiempo (añorado). Para atender al sodero y que sepa, sin decirselo con palabras, que hay distinciòn entre él y la dueña de casa: vaya ahì una linda camisa que la mujer del empleado no va a tener nunca. Para salir ,otra vez a realizar los tràmites bancarios y que el cajero reconozca a los de toda la vida, ¿como va a hacer la cola? ¡si hizo tanto por acciòn catòlica!. Y se vuelven a desvestir y vestir para ir a buscar a los chicos, se agrega algùn anteojo de sol y ahì no se toma remìs, se va en auto propio semi estacionado, con la baliza puesta frente a la escuela. Que sepan que la fabrica de harina nos diò un Audi, a costa de entregar el alma eso si, pero que sepan del auto. Que sepan. Y llegan de la office, hay que dejar el Kevignston, ponerse el short y las nauticas y ellas, y ellas...y ellas...hay, ellas. Ellas se mueren por que las vean colgadas de la chomba de su hombre, con el Audi atado al cuello y los chicos tan chicos, divinos...hoy a catecismo, mañana inglès y el domingo iglesia nuevamente. Ella està chocha. Chocha. ¡Tan contenta estàn ella y sus amigas! sin embargo, algo las tiene preocupadas, de tal forma que cuando se juntan entre todas, conversan del aluviòn africano que està invadiendo al pueblo: que ya no nos conocemos entre nosotros, que ya no se puede caminar como antes, ahhhhh...el suspiro romano de la indignaciòn...que estamos pensando irnos a Lobos definitivamente, que yo ya me empecè a ir los finesdesemana, y encima parece que vendrìa el tren electrico!!...esto, asì, ya no va màs!!. Y no lo saben pero lo saben, la indignación es heredada: de la madre, de papá, de la tía y sus amigas...
   
                 Se van todas a casa, en mil remises distintos, hay que cambiarse de ropa una vez màs, antes de dormir, y soñar con el dpto en Barrio Norte y los chicos tomando la combi a capital; el domingo a las diez de la noche.

El Globo Rojo.

                                        
 (…) de modo semejante, nosotros no gobernamos a lo que está en ese ámbito por el gobierno entre nosotros, ni sabemos nada de lo divino por nuestra ciencia, y quienes están en ese ámbito, a su vez, por la misma razón, ni son nuestros señores ni saben nada de los asuntos humanos, por ser dioses.
                                 Platon, Parmenides 135 e.



Dejó elevar el globo inflado con gas que sostenía con su manita derecha y que la atmosfera, con sus implacables reglas, intentaba arrebatarle. Una ráfaga de viento complotada con esta terminó de sustraerle la roja esfera de caucho. El niño elevó la mirada siguiendo, impotente, la trayectoria de su juguete. Lloró. A gritos en un principio, en silencio después, cuando el globo se alejaba y la impotencia mutaba en un convencimiento por  la imposibilidad de recuperarlo; una toma de conciencia de lo finitos que son los brazos y la distancia en altura que un ser humano es capaz de saltar. No se rindió ante este evidente final y fue en busca de ayuda. Se acercó al Decidor, el druida de la aldea que conocía todo lo que hay que conocer. Llamó a su puerta y un hombre alto, casi desnudo salió a su encuentro. Preguntó el niño y el druida contestó, es costumbre ayudar a los niños en la aldea. Supo que ya el globo no era suyo, que pertenecía ahora a los dioses y a ellos divertiría en las tardes que en los cielos divinos no son una fracción de un día  sino una cosa toda entera que desconoce divisiones y parcelas.  Supo que ahora el globo era distinto, quizá ya no era rojo, no podían confirmarlo; lo que es materia de dioses, es materia de otras lógicas, de La lógica. Lo fundamental era tomar conciencia cabal de que el globo ya no sería encontrado. ¿Y si vuelo a los cielos y lo traigo aquí conmigo? Eso no es posible, niño; no hay alas para nosotros, solo las aves y los que caen tendidos por la espada se embarcan en viajes a los cielos y los segundos adquieren la cualidad de lo invisible, lo que los torna más imposibles y magníficos  aún. ¿Y no es posible armar un globo grande en el que pueda entrar y llegar? No digas tonterías así niño, ve a tu casa, en la tienda regalan más de esos.
                 
 El druida lo despidió y el niño fingió irse convencido, ya tenía un plan; por la mañana construiría un globo en donde pueda caber y elevarse hasta la morada de los dioses a recuperar  SU globo rojo, el único que deseaba tener.
                
  Los pegotes de papel de diario y afiche se fueron multiplicando, y con el correr de la mañana, a eso de las diez y media, hubo una esfera de un metro y medio de alto lista en el patio de la casa. Su madre lo ayudó a entrar  en la nave y cerró la puerta de cartón que el ingenioso niño improvisó momentos antes. Una vez adentro de la capsula, cerró sus ojos y esperó; la esfera de papel de diario, desafiando toda física comenzó a elevarse. La madre del niño, asustada, solo atinó a decir sus oraciones.
               
La esfera y el niño viajaron, pasaron por encima de la casa del druida, por los cercos de la aldea, se adentraron por sobre los bosques, subieron los picos al sur del conglomerado de arboles y finalmente llegaron a los Cielos Divinos. Allí el niño descendió del bólido y pudo ver a un dios jugando con su vieja esfera de caucho; el mismo color, nada había cambiado. Amablemente le solicitó se la devolviera y el dios aceptó. A su regreso, pasó nuevamente  los picos, los bosques y descendió  por fin en el patio de su casa. Su madre, serena, cocinaba ya el almuerzo. Entonces con un alfiler, el niño pinchó el globo y, aburrido, lo arrojó al cesto. Pronto lavó sus manos y se sentó a la mesa.


Octubre 2010, Recoleta.

domingo, 2 de octubre de 2011

Batalla (parte I)

            Una batalla es una batalla. Un momento único e irrepetible como todo acontecer pero que forma parte de un cúmulo mayor por el cual adquiere un sentido trascendente y sin el cual no es nada, es una madeja confusa de acciones que buscan desequilibrar la balanza de la victoria para uno u otro lado. Ah, claro, me había olvidado de decir que una batalla consta al menos de dos bandos que se encuentran y dirimen diferencias en algún lugar. Ambos bandos dicen representar al bien. Ambos se adelantan en el campo de batalla estimulados por un objetivo mayor. Por conseguir la victoria en esta ocasión, primero,  y en el marco aún más grande, por conseguir la victoria en la guerra que es la suma de las batallas ganadas.  Los bandos también son cúmulos pero de individuos, son el equivalente a las batallas dentro de las guerras. Multiplicidades que se unen en una unidad mayor. La victoria es el objetivo. El precio puede ser la vida. O  el olvido mismo. Embarrado y caído entre los demás cuerpos. No hay escena y preludio más evidente para el olvido: un soldado, un individuo caído y embarrado. Solo falta el viento y la escena es total. Las redes de la nada se llevan cuerpo, rango, memoria y nombre.  La victoria. Y la derrota. Nada hay más mierda que perder una batalla, si bien la guerra es la valoración final, la batalla se vive. Es el cuerpo a cuerpo. Sentir la sangre del otro que, abstraído por su pertenencia al bando enemigo, no es otro como yo sino otro como otros distintos de todos nuestros compañeros, a quienes sí reconocemos como otros.
                
              El caso es que perdimos una batalla importante. Y por escándalo. Las balas penetraron los cuerpos que integran nuestro bando y cayeron  la sangre y los riñones. Fue una ensalada el piso; una ensalada exquisita si los que merodeaban la zona hubiesen sido vampiros o buitres. Algunos quedaron amputados, y sobreviven con el recuerdo constante de la derrota en su pie faltante, en su medio brazo y en su parche sobre el rostro tapando el hoyo que dejó el ojo ausente. Otros sobrevivimos bastante enteros. El problema  es que ninguno de los tres grupos podríamos explicarnos semejante derrota: los muertos, por definición, y amputados y sanos por incredulidad. En efecto, llegamos al campo de batalla con la victoria en el bolsillo, confiados en nuestro potencial. Nos fuimos repletos de vergüenza, lo que es menor, comparado con el dolor de un brazo menos.

              Por suerte teníamos acordado un punto de reunión, en caso de catástrofe, que creímos innecesario  al empezar la batalla dada la confianza imperante. Allí nos encontramos amputados y sanos. Con los ojos explotados (los que aún los conservaban) por la sorpresa. Por la maldita sorpresa. Error de cálculos. Mala puntería. Mala estrategia. Mal desempeño.  Las razones se multiplican en el hecho consumado. Ya está. Huimos. Mirando el campo de frente, o sea, corriendo de espaldas. En un segundo punto detuvimos la marcha, ya lejos de los cañones y del ruido de las metrallas. Atardecía. Cielo rojo que se unía con el rojo lejano de la tierra abonada con los despojos de nuestros cuerpos y  compañeros enteros tirados ahí mismo. Ya soplaría el viento del olvido en el lugar.

          Algunos conservaban sus palas. Cavamos trincheras en silencio, nadie hablaba, como el griego demente Crátilo, nos limitábamos a señalar. Habíamos vuelto a los comienzos de los tiempos. Ya no éramos un bando, una escuadrilla ni un pelotón, solo pedazos de hombres que apenas se sostenían en un mundo que parecía rechazarlos, que parecía exigirles con susurros de grillos que se retiren de él, que este mundo está hecho para el que gana y el otro debe acatar esa ley universal. El problema es ¿adónde ir? si nunca salimos de este universo, nunca nos vamos. El castigo es vivir escapando, retirarse del mundo es no afincarse en ningún lado, ser de aquí y de allá, ser una fuga constante.

             Pasamos la noche y un día. Nadie hablaba. Otra noche y otro día, éramos solo gestos y señales. Una noche más. La nada. El día. Un chasquido de dedos. La noche. El ruido de la piedra arrojada, alguna mirada cómplice, un gesto de negación acompañado con un repliegue de las cejas, clara muestra de complejidad ascendente. El día. Ya hay ganas de enojarse, el gesto de negación entre dos se convierte en un ademán más grotesco. La noche. Un amague de golpe de puño. El día. La pelea,  el contacto entre todos los cuerpos para separar a los contendientes, las ganas de separar. El día. La idea de la paz extraída de las ganas de separar la pelea. La idea de la violencia extraída de las ganas de pelearse. La noche. Una primera sonrisa. Atisbos de buen humor. El día. La risa contagiada, atisbos de felicidad. La noche. El dormir tranquilos. Y otro día. La idea de felicidad. Y otra noche. Quedarse despiertos, apasionados. Empezar a hablar.
No había pasado un mes, cuando asomamos las cabezas desde las trincheras, olimos, sin querer, el pasto mojado por el rocío, obligados por el universo. El mismo que nos echó como perros, ahora nos recibía de fiesta con el milagro del día derramado sobre el césped. Rocío y sonido de aves cotidianas, confirmación de que el mundo te está recibiendo otra vez, de que cumpliste el castigo por la derrota. Perímetro. Nada parecía acechar la zona. Clavamos rodillas en el suelo, tomamos impulso y saltamos. Los sanos ayudamos a los amputados, los cuerpos completos a los despojos.  Formamos desprolijamente: una línea de sanos, una de amputados y una retaguardia de sanos vigilando detrás. Un exótico grupo de autómatas semejantes a un tendedero donde cuelgan los trapos lavados de la cocina, las camisas de algún general bastante deshilachadas y la ropa de la mascota que se lava de vez en cuando. Visto de arriba parecíamos un puchero, una mezcolanza putrefacta y caminante (lo que lo hace el doble de asquerosa). Pero nosotros nos íbamos considerando cada vez más hombres, a medida que pasaban los kilómetros caminados, la sensación de ir recuperando la forma humana era general. El universo nos confirmaba la sospecha con los cantos de las aves y la bendición, otra vez, del rocío (¿Qué otra función cumple en la mañana si no es bendecir el camino del que intercale sus pasos por aquella superficie?). Caminábamos. Teníamos otra vez, un plan. Habrán pasado diez, o quince kilómetros cuando nos convertimos de nuevo en un bando. Alegría. Alegría.

martes, 30 de agosto de 2011

Décimas Metafisicas.

Para que sepas que canto
pongo la garganta urgente
el viento y el sol de frente,
van quemando todo espanto.
Quiero que sepas que lo hago
templando animo y alma;
pa´gambetearle la chanza
al destino socarrón
y encarándolo aquí estoy,
la estrofa es como mi lanza.

Mi voz es liquido y aire,
si no se ataja en canción
se me transforma en vapor,
ya no se para el derrame.
Es por eso que, con hambre,
temprano largo los versos
sabiendo que si hay silencio,
me espera bajo las tablas
la enviada de la nada
con un pasaje al infierno.

Buscaba un rostro en la reja,
el hecho no cotidiano,
sueños de dioses callados
que me hablan y no se aquejan;
los hilos que me manejan,
me son velados, neblina,
mas los busco tras la herida
causada en el mañanero
despertar  y voy de nuevo,
multiplicando agonías.

La décima fue intuida
por otra voz que rastreó,
que hay un asfalto mejor
que el pisado en cada huida.
La serie no se termina
cuando se ofrenda la flor,
o acaso solo sea yo
el que calibra la mira,
y no haya más que esta vida,
para el verso y pa´el temor.

O acaso solo sea yo
el que calibra la mira,
y no haya más que esta vida,
para el verso y pa´el temor.

viernes, 12 de agosto de 2011

Poder o Indignación (acerca de las primarias)

                      Estabamos en clase; entró un grupo de militantes del MAS a hablarnos de la proscripción que significa para ellos las elecciones Primarias Obligatorias del domingo 14 de agosto, yo en lo particular venía cansado de esos argumentos; en otra materia, el día anterior,  militantes del Partido Obrero esgrimieron lo mismo. Se ve que mi cansancio no era el único: varios compañeros salieron a rebatir esa falacia; hablar de proscripción con esa ligereza es, paradojicamente, bastante pesado o a lo sumo acusa un desconocimiento de la historia imperdonable en un partido y/o militantes que pugnan y aspiran por hacerse con el poder. Proscripto estuvo el peronismo después del 55, cuyos militantes no solo no podían presentar listas sino que no podían nombrar a Perón, su lider, con el riesgo real de carcel y la vida en algunos casos. En fin, los argumentos que esgrimieron mis compañeros de ese teórico para refutar a los del MAS eran irónicos y lógicos: "es como que te ganen 5 a 0 y le eches la culpa al rival", "si no conseguiste el 1,5 por ciento del padrón en 30 años me parece que la culpa es de ustedes, hay algo que están haciendo mal", "¿pretenden ser gobierno, representar voluntades con menos de 400000 votos? es la Nación, no una fotocopiadora", etc. Una de las militantes, roja de bronca, embrollada en la discusión y avasallada ya por los argumentos, intentaba defensas: "yo no puedo elegir a mi candidato a presidente en octubre, no me dejan, estamos apoyando a otro candidato porque no me dejan elegir al mío, me parece que eso es un derecho inalienable de la democracia". Que curioso, los partidos que buscan como objetivo máximo destruir el sistema, exigen y claman por una manera de entender la democracia muy liberal, pero ni siquiera liberal "alla Locke", sino un liberlismo naif, pre-alfonsinista diría, entendiendo el cuarto oscuro como un kiosko donde uno compra lo que quiere y se va tranquilo para su casa pensando "ahh la democracia". La ceguera es tal que no ven o  quieren ver que, justamente en ese "estamos apoyando a otro candidato para presidente" está el quid de la cuestión que los puede llevar a ser una opción de poder en algún momento. Esto es, la primaria OBLIGA a los pretendientes a llegar a la elección general, a generar consensos, unirse con partidos afines, trabajar en el barro del día a dia, limar asperezas, dejar egos de lado, tragar sapos y contradicciones, elaborar un plan mínimo y uno máximo, salir de la facultad, afiliar, etc. En suma, obliga a SER una opción REAL de poder y de representar voluntades en el PUEBLO o a morir en el limbo de los suspiros (¿novenos circulo del Infierno?).
                La Primaria Obligatoria les da la chance de que de acá a un tiempo puedan ser opción fuerte y palpable; en cambio, el liberalismo de TeleFé que ellos piden era una chanza, aparenta democracia griega pero los deja muertos para el PODER, no los compele a dejar de lado el mal que aqueja a todo Marxista que se precie: su egocentrismo. ¿Un consejo para militantes maximalistas angustiados e indignados? cambien la filmoteca; vayan al puesto del que vende DVDs grabados y compren la serie completa de "El Padrino"; tendrán ahí un manual más preciso que los apuntes de  "Historia Social General "C" acerca de los pasos a seguir. Recuerden: estamos hablando de PODER, no de fotocopiadoras ni de centros de estudiantes.

Conspiremos.


Conspiremos,
a capucha,
en una esquina,
con faroles
mínimos.
Disfrazemos
intenciones
con sonrisas,
objetivos
ocultos.
Para el alba,
hecha esté
la revolución,
y mi cama.
O en la tarde,
mas tardar,
caigan muros
por detrás
¡sopresa!;
llenas queden
de igualdad,
a la tarde,
mas tardar,
las mesas.
Para el alba
hecha esté
la revolución,
y mi cama.

jueves, 11 de agosto de 2011

Interpretación y guerra (inventando el paragüas).

                  Inmunerables quizá son los filósofos, críticos literarios y personas del día a dia que afirman que no hay una sola “verdad” en la interpretación de un texto, obra de arte, etc. sino que son múltiples; cada época elabora una visión, cada subjetividad da una interpretación del texto y por decirlo así, lo transforma. Ahora bien, la pregunta que surge inevitablemente es cuál es la motivación para esas múltiples verdades, si es un placer estético por lo diverso o si todas las posiciones pujan y luchan por establecerse como “la” verdadera interpretación del texto. Este es un tema que trasciende lo artístico y  tiene remembranzas filosóficas antiguas (sofistica) y del siglo XIX (Nietzche). Si cada múltiple interpretación tiende a instalarse, puja y lucha para lograr ser “la verdad” tienen que ocurrir primero algunas condiciones: la conciencia por parte de la interpretación o del sujeto interpretador acerca de que, como él, hay otros que están luchando, o sea, la conciencia del campo de combate; eso por un lado, y por otro, en nivel anterior, la conciencia de que entonces nunca lograrán ser la verdadera interpretación, aquella que trasciende tiempos y espacios, aquella acerca de la cuál nadie puede dudar, sino que está instalada como a la manera de un cuerpo revolucionario que toma el poder y tiene que, de ahí en más, defenderse con la violencia, de que las demás interpretaciones no usurpen su lugar, no la destronen, no la derroquen. En suma, los presupuestos son la conciencia de lo temporal histórico y la ausencia de sustancia pero,  por otro lado, un actuar que implique una creencia “como si” se podría, paradójicamente, llegar a instalar una interpretación en el ámbito de la sustancia, de lo necesario, lo atemporal, lo objetivo, lo indubitable por sí mismo. 
                De este  aspecto político de la interpretación se desprenden otras cosas, a saber: la cortesía, el saludo ¿es necesario?, digo, afirmar que “para nosotros, el Quijote habla de esto” significa instalar una interpretación, establecerla. Si el reconocimiento de la multiplicidad de interpretaciones sería solo un juego esteta o placentero como comer ostras o tomar whisky  mientras se discurre acerca de  diferentes opiniones  y preferencias sobre jugadores de futbol, el “para nosotros” o “para mí” tiene un significado: acota el campo, dice sin decir, viendo obviamente el contexto (entre amigos, botella de whisky o cazuela de quesos sobre la mesa), que se reconoce la multiplicidad de interpretaciones, se reconoce que no hay verdad o que si la hay la sabe Dios y se está reconociendo que esto es un juego para matar el tiempo. No puede ir más allá de eso una postura que reconozca la multiplicidad y que no tenga afanes políticos.  Si, en cambio, afirmar la frase “para nosotros, el Quijote habla de esto”  en el sentido político anteriormente explicado, el “para nosotros”, el saludo, no agrega nada sino que oculta una toma de posición fuerte: “el quijote habla de ESTO”. ¿Por qué ese ocultamiento? porque hay un marco de racionalidad y cortesía, el próximo paso sería, sin la mediación del “saludo”, la toma de las armas, destruir al otro, al que me intenta imponer  su postura y vencer en el ámbito de las “interpretaciones políticas” (por denominarlas de alguna forma).
               Esto que parece una pseudo reflexión solo para iniciados, osea, que aparenta o esconde pretenciones políticas , que invoca la cazuela de quesos y el brindis con JB; intenta instalarse, de alguna forma, y hablar acerca de la democracia actual, que funciona con el presupuesto y la conciencia de la multiplicidad de interpretaciones políticas (pongamos voluntades a ser representadas), con la conciencia de lo imposible de la meta a lograr (la sustancialización de la interpretación que se intenta imponer) pero también con la convicción de buscar esa sustancialización “como si” se pudiera lograr. ¿Cómo escapar a esta situación angustiosa de perseguir un objetivo que no se va a lograr? una clave puede estar en un cambio de actitud acerca de ciertos conceptos que están implícitos dentro del debate: el tiempo y consenso, ataque, defensa. ¿De que estamos hablando? simple: quien se sumerge en un combate político democrático debe tener la actitud de priorizar al tiempo ante otros factores, la muerte real del enemigo por caso. El objetivo de eliminar al enemigo siempre está, en una mundo pre racional, pre democrático donde se instalan combates, donde no hay saludo, no se oculta la intención sino que se dice “p”, el paso siguiente a la afirmación de “p” es el puñal en el pecho del rival, el que afirma “no p”, totalmente de frente.  En una disputa en ámbitos democráticos, la violencia súbita es reemplazada por el tiempo, el debate se prolonga, va convenciendo y generando consensos hasta que se logra la mayoría transitoria que eleva a esa interpretación al trono de esta especie de verdad con minúsculas. No se mata a nadie; se lo vence y se lo deja con vida. Esto nos lleva a los otros conceptos, el ataque, que ya vimos, es un ataque temporal, “de costado” para oponerlo al frontal ataque pre democrático. Quizás sea más importante la confianza en la defensa de la interpretación para su perduración como “verdad”; esta defensa implica un sinfín de estrategias, tácticas, etc. que apuntan a una continuación del consenso conseguido en la etapa de ataque, aunque, también se sabe, en última instancia será superado. En suma, quien no pueda disfrutar y ser feliz con esta conciencia de lo efímero, con esta verdad minusculizada, estos embates de costado y esta ausencia de muerte física; no está preparado ni apto para meterse en un debate político racional. Y quien no esté dispuesto, debe callar.

domingo, 7 de agosto de 2011

Ser.

-A donde vas hijo?
-A hacer la REVOLUCION pá...
-Andá a hacer tu cama primero y después emparejá el ligustro que está bastante desprolijo.
-Si, pa, como digas.

viernes, 22 de julio de 2011

Lost; lógica peronista para recién llegados.

-¿Hace cuanto que están en esta isla Jack?
-Unos 50 días.
-Ohh, eso hace masomenos unos 2 meses. Te recuerdo, Jack,esta no es tu isla, esta es nuestra isla y si estan vivos es porque nosotros hemos decidido que sigan con vida.

jueves, 30 de junio de 2011

¿Mutando?

Mutando;
convirtiéndome en otro
para seguir siendo.
¿Cuanto de mi quedará en el trayecto,
cuanto de los cielos y las estrellas y
los alfajores que he comido,
se mantendrá ajeno al proceso
de destrucción y nacimiento?
Como duele eso:
nacer de nuevo;
lo que hacen los sobrevivientes,
los naufragos del si mismo,
a ritmo periódico.
No el inocente e inconciente
primer vistazo al mundo,
Ese no duele
o no se siente
a la manera en que
nos enseñan a sentir el dolor.
Terrible signo que encanta suicidas: el mundo aparece
con un llanto que
después olvidamos.

Nacer de nuevo
dentro de un cuerpo ya nacido,
de eso hablo.
Hacerlo,
sin mirar con desprecio
ni echar culpas al entorno.

Recojo el guante:
el trono es mio
y yo el rey
o el mendigo,
y rey por lo hecho
por mi mano
o mendigo,
por lo omitido.
Enfrentando la certeza y el axioma:
“el horizonte es
incertidumbre”,
y escogiendo la senda del desierto
y el caos,
como un desafio.

Simil la polilla
(¿a que aventurar mariposas?
¿para que soñar tan alto en la hora del comienzo?)
siendo, tabula  rarus,
a pesar suyo,
dentro de la cueva.

lunes, 27 de junio de 2011

La presencia y la gambeta realmente existente (acerca de la muerte)


                                                                                             
                                                                                              
   "El volante creativo del elenco local 
     se quedó sin ideas después de que salió el 5 rival, 
    como si necesitara de la presión de este para funcionar."
                                                                                                                                                   
                                         Periodista deportivo anónimo.


Hagamos un acto de fatiga y no citemos a nadie; hablemos de la muerte, exactamente hablemos acerca de pensar la muerte sin citar a ninguno de los miles de filósofos que han hablado del tema. Hablemos y pensemos desde nosotros (¿cuanto de lo que pensamos no es sino lo que leimos?) sin tirar Nombres de autoridades. Pensemos. ¿Qué es la muerte? es el fin de todo, la absoluta nada, la terminación de todas las posibilidades, aquella oscuridad que nos atrae inevitablemente hacia ella como un gigantezco y universal imán. Nos atrae no como manifestación de un deseo nuestro, de una finalidad objetiva a la que aspiramos con interés personal; la muerte es una presencia que se parece, poéticamente, a un motor inmóvil hacia el que vamos. Es una presencia inevitable en cada acto, que tiene la particularidad de ser la presencia de la ausencia total. La muerte es eso: ausencia total que se hace presente en los actos de la vida, en los actos de su antítesis. Todos buscamos escapar de la muerte con las diversas actividades. Buscamos separar esa presente ausencia de los enunciados que emitimos. Con el enunciado y la correspondiente ejecución del mismo, “jugar un partido de futbol”, buscamos separar el componente invisible “muerte” que acecha al final del partido, cuando en la ducha del vestuarios los efluvios de la victoria comienzan a evaporarse.  Lo mismo con “voy a a escribir una poesía”, se busca separar de dicho enunciado el ingrediente que nos da pavor; sabemos que algún día no veremos más este lápiz ni este papel, ni el objeto de la poesía, ni la cara de los rivales, ni podremos nombrar el nombre del compañero al que le estamos pasando la pelota. Eso subyace en cada acto. Lo que no percatamos es que tal vez eso que queremos separar es lo que da sentido al acto que busca como una navaja extirpar. La muerte da sentido al picado y a la poesía. Un sentido que se vuelve confuso al poder  ver-lo en su profundidad.  Ver-lo es detectarlo específicamente como encontramos el laurel en el guiso recién cocinado. Hay formas de escapar, sin embargo. Una herencia, una institución que sobrepase a sus integrantes,  un libro, un gol recordado…Los antiguos se unían en pequeñas comunidades donde el presente se confundía con el pasado y el futuro. Los ancianos eran el símbolo del pasado, presentificado , inmortal y marcando el camino, el presente era encarnado en los adultos y el futuro en los jóvenes. Todos solo erán imágenes de algo superior a ellos: la comunidad, el clan. Esa es otra forma de gambetear la muerte y la heredamos los modernos y posmodernos (secularizada) en herencias y testamentos. Que pueden ser enfocados como la presentificación del que se fue, la inmortalidad misma. Después de todo, la idea de la eternización carnal no seduce mucho: saber que los amigos se van y uno queda no es algo que seduzca, al menos desde los ojos del mortal que somos. Inclinados entonces por la menor y prosaica opción de inmortalizarse en algún gol, algún libro, alguna canción, salimos al ámbito de lo público, donde se juega el manto que da la eternidad y no el simple y personal recuerdo. 

miércoles, 16 de febrero de 2011

Bienvenida.


La cabeza estalla; no deja de estallar y regenerarse, acaso sea esta la inmortalidad.
El humo y el ruido en Buenos Aires son la misma sustancia,
un enemigo más que se suma a las hordas autogeneradas bajo mi pelo.
La autodestrucción por via del pensamiento.El dialogo interior.
Escribir es un antidoto a mi mismo. Y al humo combinado con el ruido generado por las
infinitas frenadas automovilisticas.
No queda otra que salir a respirar, una vez más, ese plasma porteño, en chancletas.
Ya asomo, entusiamado, la panza al pasillo; camino y me acerco a la puerta, ya estoy afuera, inhalo profundo mientras sonrio y pienso un ji ji ji;
no hago otra cosa que presionar teclas,
no hago otra cosa que exprimirme contra la maquina.
Y sea eso respirar.
Acá, en calzoncillos, en cueros y en chancletas.